domingo, 19 de marzo de 2017

Josef Tiso: El Monseñor olvidado de Hitler

El análisis de la historia de la II Guerra Mundial no deja de sorprendernos, no sólo por los horrores de la misma sino por el nivel de encubrimiento de algunos de sus responsables. Como es el caso de Aloysius Stepinac arzobispo de Zagreb (1937-60), quien colaboró con los Ustasha de Croacia en las masacres de serbios ortodoxos (800,000). El gobierno Yugoslavo de Tito lo juzgó y lo condenó a 14 años de prisión y después lo liberó. El Papa Pío XII lo nombró Cardenal por sus excelentes servicios a la Iglesia y el Papa Juan Pablo II lo declaró Beato creando el rechazo de los serbios sobrevivientes del Holocausto de Ante Pavelic.

El caso más notorio de encubrimiento histórico es el de monseñor Josef Tiso, presidente de Eslovaquia entre los años 1939-45. La vida y obra del sacerdote católico nos la describe muy bien documentada el historiador Alemán Karleinz Deschner en su obra “La Política de los Papas del siglo XX” en el Vol. II. El Vaticano abogaba por una desmembración de la República Checoslovaca a la cual consideraba muy socialista; por ello siempre apoyó al Partido Popular Eslovaco liderado por el sacerdote Hlinka y a partir de 1938 por Tiso. Al ser Tiso nombrado primer ministro de Eslovaquia en 1939, de inmediato proclamó la independencia de Eslovaquia, por lo cual fue destituido y tuvo que irse al exilio; a los brazos de Hitler. Con el apoyo de Hitler, Josef Tiso regresó triunfante a Eslovaquia como Presidente de un estado independiente, pero “títere” del gobierno Alemán.


Tiso y Hitler

El Papa Pío XII fue uno de los primeros en reconocer al nuevo gobierno de Tiso, mandándole un representante Diplomático y posteriormente recibiéndolo en el Vaticano. Pío XII le otorgó el título de Gentil-hombre papal y el título de Monseñor. Por su parte, Tiso proclamaba: “el catolicismo y el nacionalsocialismo tienen mucho en común y trabajan mano a mano por la mejora del mundo”. Tiso imitando a la Juventud Hitleriana, organizó la “Guardia de Hlinka” calcada a su homologa alemana.

Tiso promulgó una nueva constitución de corte “Clero-nazista”, donde un código hebreo legislaba la discriminación de los 80,000 judíos que tenía Eslovaquia en ese momento. Se suprimió de inmediato la libertad de opinión, de prensa y de expresión y también los partidos políticos y se atribuló a los ortodoxos, protestantes y judíos. A estos últimos se les prohibió tener propiedades inmobiliarias y se les confiscó las que tenían; el obispo católico Jan Vojtasac se apoderó de las propiedades de éstos en Betlanovice y Baldovice el 25 de marzo de 1942, según nos informa el historiador Carlo Falconi en su libro “El Silencio de Pío XII”. También no les permitían trabajar en puestos públicos ni ejercer ninguna carrera liberal. Tampoco podían participar en deportes y actos culturales. Fueron excluidos de las escuelas y las universidades y obligados llevar la estrella amarilla de David imitando a Pío IX en los ghetos judíos en los Estados Pontificios en el siglo XIX; también imitado por Hitler en el Tercer Reich.

Pero el culmen del antisemitismo católico de Tiso llegó en 1942, cuando deportó hacia los campos de concentración nazis a 60,000 judíos, para lo cual Tiso pagó a Hitler 500 marcos por cada uno para que fueran exterminados en los campos de Auschwitz. Mientras mandaba a los judíos al exterminio, Tiso manifestaba «por lo que concierne a la cuestión judía, algunos se preguntan si lo que estamos haciendo es cristiano y humanitario. Mi pregunta es ésta: “¿Es cristiano el que los eslovacos quieran liberarse de sus eternos enemigos, los judíos? El amor a nuestro prójimo es mandamiento de Dios. El amor a éste me obliga a eliminar todo cuanto quiera causar daño a mi prójimo». Es obvio que para Tiso los judíos no eran sus prójimos, pensamiento muy católico hasta ese momento.


Tiso (en el centro, sentado) en el Parlamento eslovaco bajo su dictadura

Monseñor Tiso en pago a su mecenas Hitler, prestó su territorio a la división 14 del ejército alemán para la guerra de Polonia, y su buen “padrino” le dio a cambio 722 km2 de ganancias territoriales.

Josef Tiso mientras fue presidente de Eslovaquia, no dejó de ejercer su magisterio eclesiástico y daba misa con regularidad en su parroquia, al mismo tiempo que visitaba y alentaba a las tropas del frente este contra los Rusos. Esto lo hizo hasta los últimos momentos, pues el 27 de septiembre de 1944 dijo: “Eslovaquia resistirá al lado de las potencias del eje hasta la victoria final”. Y más tarde manifestó con emoción “Sólo Alemania, como portaestandarte de las ideas sociales más progresistas, es capaz de satisfacer las aspiraciones sociales de todas las naciones”.

Algo importante para destacar del Gentil-hombre del Papa, Tiso, es que puso a disposición de Hitler sus tres divisiones de 50,000 hombres cuando Alemania invadió la URSS, poniendo en más evidencia cómo un supuesto subordinado del Papa tomaba partido por el eje, obviando la supuesta neutralidad Vaticana.


Tiso condecorando a soldados de las SS que aplastaron el alzamiento antifascista de 1944

Para algunos historiadores el Vaticano se mantuvo ajeno a los atropellos del régimen de Monseñor Tiso, pero la pasividad de Pío XII fue su mayor complicidad. Esta pasividad provocaba no pocas contradicciones dentro del alto clero católico cercano al Papado. El historiador Alemán Hans Jacob Stehle ha expuesto una carta muy reveladora fechada en 1942 por monseñor Domenico Tardini, quien fue secretario de estado de Juan XXIII. La carta en lo medular dice lo siguiente “Podemos entender que la Santa Sede no esté en condiciones de influir sobre Hitler, pero ¿quién puede comprender que no sea capaz de detener a un sacerdote?”. Sin embargo, “la situación eclesiástica era normal en la república de Eslovaquia, precedida por el sacerdote católico J. Tiso”, informaba el Manual de Historia de la Iglesia en su edición de 1970.(Deschner) 

El Gentil-hombre del Papa, cuando los soviéticos invadieron Eslovaquia en 1945, quiso huir a Austria, pero fue intersectado, encarcelado y llevado a juicio por el nuevo Gobierno de Checoslovaquia. En 1947 fue declarado culpable y sentenciado a la horca. Por más que el Vaticano pidió clemencia, el presidente Checo no cedió y fue ahorcado en 1947.


Tiso (izquierda) durante su juicio en la postguerra que el condenó a muerte

Cada vez es más obvio al revelar estos acostumbrados encubrimientos históricos de la Iglesia Católica, de qué lado estaba en la II Guerra Mundial. Pero también es notable su destreza, que aún perdiendo la guerra con su aliado natural ideológico Hitler, haya ganado la Paz y sin el menor ápice de remordimiento, rehuyendo el juicio de la historia y sobre todo, los juicios de Nuremberg. Pero no entendemos la soberbia de quien se autoproclama Santa, al no ver las causas reales de por qué los templos católicos de Europa cada vez están más vacíos de creyentes y llenos si…pero del eco de la culpa y la impunidad.