por Mitchell
Sunderland
La Madre Teresa
ha sido beatificada por la Iglesia Católica, pero no es ninguna santa, por más
de una razón. Gracias a la
propaganda difundida por la Iglesia Católica, la monja será recordada como una
santa de la época moderna, pero la historia es algo distinta.
Durante
generaciones, los católicos han preferido ignorar las acusaciones. Hasta la
fecha, la iglesia y sus seguidores han amado a la Madre Teresa con
fervor: al parecer, 300,000 personas acudieron al Vaticano
para presenciar su beatificación de manos del Papa Juan Pablo II.
Antes de su muerte
en 1997, la hermana se ganó a sus fieles a base de abrir misiones:
concretamente 517, muchas de ellas en Calcuta; sin embargo, durante más dos
décadas la obra de Madre Teresa ha estado salpicada de alegaciones de
corrupción financiera y médica. En 2012, Serge Larivée y Genevieve Chenard, del
Departamento de Psicoeducación de la Universidad de Montreal, y Carole
Sénéchal, de la Universidad de Ottawa, publicaron un documento en
el que detallaban los delitos de Teresa: según este informe, la visita de varios
médicos a sus misiones reveló que un tercio de los pacientes “estaban postrados
en la cama, agonizando y sin recibir la atención adecuada”.
En el mismo
documento se asegura que en las misiones había escasez de asistencia, alimentos
y analgésicos, pese a que Teresa había logrado recaudar millones de dólares.
Asimismo, la revista Slate descubrió, coincidiendo con estas
alegaciones, que pese a las ingentes sumas de dinero que Teresa había amasado,
sus misionarios tenían tan mal aspecto como cuando los encontró. La revista
también afirma que, cuando cayó enferma, la Madre Teresa viajó a California
para ser tratada en clínicas de ese estado. De hecho, las condiciones en las
misiones eran tan deficientes que en una ocasión incluso se compararon con
las del “campo de concentración de Bergen-Belsen, en la Alemania nazi”.
ChristopherHitchens asegura que, antes esas
acusaciones, la Madre Teresa respondía diciendo: “Hay algo bello en ver a los
pobres aceptar su suerte y sufrirla, como la Pasión de Cristo. El mundo gana
con su sufrimiento”.
Protesta en la India contra la santificación de la Madre Teresa
Pero había un
grupo cuyo sufrimiento Teresa quería evitar a toda costa: el de los fetos.
Según el diario New York Times, la Madre Teresa aprovechó el
discurso de aceptación del Premio Nobel para arremeter contra el aborto. “Para
mí, aquellos países en los que el aborto es legal son los más pobres de todos”,
argumentó. “El mayor destructor de la paz en la actualidad es el crimen que se
comete contra el nonato”. Los estudios muestran que la frecuencia con la que se
practican abortos no se ve afectada por el hecho de que sean o no ilegales. Sin
embargo, las probabilidades de que una mujer muera durante el aborto en un país
en el que este está restringido se multiplican por 34.
En 1994, Teresa
viajó a Washington, DC, para dar una charla en el Desayuno de Oración Nacional,
al que asistieron el presidente Bill Clinton y el vicepresidente Al Gore. En su
discurso, insistió en que la oposición al aborto era tan importante como la
prevención del hambre infantil. “Hay mucha gente extremadamente preocupada por
los niños de India y de África, donde muchos mueren de hambre”, dijo.
“Mucha gente también muestra preocupación por la violencia en este gran país,
Estados Unidos. Todas esas preocupaciones están muy bien, pero esas mismas
personas a menudo se olvidan de los millones de vidas a las que se pone fin
deliberadamente por decisión de sus propias madres. Ese es el mayor destructor
de la paz en la actualidad: el aborto que produce esa ceguera en la gente”.
Ese mismo año,
los periodistas Christopher Hitchens y Tariq Ali crearon un documental de
televisión sobre Madre Teresa titulado Hell’s Angel, en el
que Hitchens la acusa de “demagoga, obscurantista y servidora de poderes
terrenales” que prefiere denunciar el aborto y los anticonceptivos que ayudar a
los pobres. Según el diario Washington Post, el documental también
revela la estrecha amistad de la monja con Charles Keating, el
financiero que se hizo popular por su implicación en la crisis de ahorros y
préstamos de la década de 1990, y con Jean-Claude Duvalier, el dictador
haitiano conocido como Baby Doc y tristemente célebre por secuestrar ytorturar personas. Pese a las terribles condiciones en las que se
encontraban sus misiones, Teresa presuntamente había recibido dinero de estos
hombres, que habían arruinado la vida de miles, si no millones, de personas.
Durante las
décadas posteriores, la Madre Teresa continuó su cruzada para fomentar una
moralidad arcaica y peligrosa en los países que visitaba. Instó a Irlanda a
votar contra la ley que permitía el divorcio en 1995. Al año siguiente,
telefoneó al candidato republicano a la presidencia de EU, Bob Dole, para darle
las gracias por contribuir a la prohibición de varios abortos de embarazos
avanzados. Cuando se puso de moda llevar lazos como símbolo de la lucha contra
el sida, ella se vanagloriaba de ayudar a las víctimas del síndrome —pese a su
desdén por los condones que podrían haber salvado innumerables vidas—. Pero
dado el tremendo historial de hipocresía de Madre Teresa, a estas alturas no
sorprende la contradicción de que luchara contra el sida y los condones al
mismo tiempo.