(Diciembre 2000)
La reciente invasión australiana de Timor-este ha sido impulsada, y aplaudida, por los medios de comunicación occidentales. La propaganda a favor de este retorno al imperialismo más puro se dedicaba, con especial rigor, a hacer añicos dos ideas básicas: el antimilitarismo y el anticlericalismo. Por un lado, se mostraba una vez más a los militares como si tuvieran como fin el proteger a personas indefensas del abuso de la fuerza y, por otro lado, se presentaba a la Iglesia como adalid de los derechos humanos y refugio de los perseguidos. Sin embargo, un somero análisis de las "zonas oscuras" que los medios de comunicación se han negado a nombrar muestra una realidad completamente distinta, como veremos.
Por cierto: las citas del Obispo Belo están extraídas del libro de Georg Evers "Carlos Belo, Stimme eines vergessenen Volkes", publicado en Alemania en una editorial cristiana y que alaba su conducta en Timor. Si la prensa no sabe es porque no quiere.
EN PORTADA: El jefe del ejército indonesio rodeado por los obispos timorenses de Baukau y Dili; este último, el obispo Belo, premio nobel de la paz por sus actividades en Timor. Otro ilustre ganador de dicho premio ha sido Henry Kissinger, ministro de asuntos exteriores de EEUU y responsable de dar luz verde a la invasión indonesia de Timor.
La iglesia y el imperialismo portugués (siglos XVI - XIX)
La llegada del imperialismo portugués a Timor está estrechamente ligada desde sus orígenes a la Iglesia. El primer europeo en llegar a la isla fue el sacerdote dominico Antonio Taveira, en 1515. Según explica en su libro "Funu" el timorés Ramos-Horta (que comparte el premio nobel de la paz con el Obispo Belo), Taveira inmediatamente después de poner pie en la isla "empezó una lucha para difundir el cristianismo", cuyos resultados rápidamente provocaron la hostilidad de una población que al principio le recibió amistosamente. Para protegerse, Taveira mandó construir una fortaleza que se convertiría posteriormente en punto de apoyo de Portugal para su invasión de la zona, y que serviría también como cabeza de puente para la conquista portuguesa de la isla.
Timor estuvo sometido durante dos siglos al control de la orden de los Dominicos, que fueron incapaces de imponer su dominio en el interior de la isla, y que sufrieron multitud de revueltas de la población, alguna de las cuales tomó las dimensiones de una verdadera rebelión general que amenazó con barrerles de la isla, como ocurrió en 1642. Paralelamente, Portugal mantuvo de 1613 a 1688 un enfrentamiento frontal con la "Compañía de las Indias orientales" holandesa, que pudo competir con Portugal tras robar en Lisboa en 1595 los mapas secretos de navegación que guardaban celosamente los portugueses. Finalmente, Portugal perdió la partida con los holandeses, y se fue retirando paulatinamente de sus territorios en la zona mientras Holanda los iba ocupando, hasta que solo quedó en sus manos la parte oriental de la isla de Timor., por lo que, en 1769, Dili sería nombrada capital.
La retirada de las fuerzas coloniales portuguesas era precedida por la retirada de las fuerzas eclesiásticas, que finalmente concentraron su aparato administrativo en Timor-este, que sería a su vez el centro administrativo de las colonias portuguesas en la zona hasta el final. La decadencia del imperio portugués provocó un enfrentamiento entre el estado y los Dominicos por el control de la isla; finalmente, tras dos intentos infructuosos de nombrar un gobernador, el estado logró imponer en 1702 a Antonio Coelho Guerreio, acabando así con el monopolio clerical del poder en la isla. Los enfrentamientos entre iglesia y estado respecto al control de las colonias subieron tanto de tono que el pasado siglo el estado ordenó la expulsión de las ordenes religiosas de las colonias (orden que poco después sería anulada).
El recién establecido control estatal sobre la isla fracasó como sus antecesores en dominar el interior, y hubo de sufrir igualmente multitud de revueltas, así como rebeliones más serias, la más importante de las cuales fue la llamada "Guerra de Cailaco" (1726). Para combatir las revueltas, debido a la falta de un número suficiente de colaboradores locales (los portugueses solo dominaban la costa), los portugueses hubieron de llevar a la isla soldados forzosos provenientes de sus colonias en la India y, sobre todo, en Africa, (llamados estos últimos "portugueses negros" por los holandeses). Las revueltas se mantendrían con el paso del tiempo, y entre 1895 y 1912 los portugueses sufrieron una de las mayores rebeliones de todo el periodo colonial, durante la cual (duró 17 años) los rebeldes llegaron a tomar la capital y quemar el palacio del gobernador. Al final de dicha rebelión Holanda reconoció definitivamente a Timos-este como propiedad portuguesa. Mientras, durante los últimos siglos, la orden de los Franciscanos sustituyó en influencia a los Dominicos, dedicándose especialmente a la educación.
La dictadura de Salazar (1932 - 1974)
"Durante el pasado colonial la Iglesia sirvió como depositaria de las esperanzas del pueblo y se encargó de la educación y los programas sociales. La administración portuguesa reconoció el papel de la Iglesia en articular las palabras del pueblo, al nombrar al obispo de Dili consejero del gobierno (es decir, la dictadura fascista)"
Obispo Belo, revista "Asia Focus", Bangkok, 24-9-1993
La abolición de la monarquía portuguesa en 1910 mediante un alzamiento popular supuso para la Iglesia el final de muchos privilegios acumulados con el paso de los siglos, tanto en la metrópoli como en las colonias, así como la nacionalización de parte de sus bienes. No obstante, la entrada de Portugal en la Primera Guerra Mundial en 1916 provocó un amplio malestar entre la población; para conseguir un aliado que ayudase a frenar este malestar, el estado portugués se aproximó a la Iglesia, restaurándola parte de sus antiguos privilegios en las colonias; asimismo, el estado republicano inició negociaciones con el Vaticano de cara a un futuro Concordato. No obstante, el fracaso de la burguesía republicana en dominar a la población del país acabó llevando al poder a un fervoroso católico, Salazar, que en 1932 instauró la que sería la dictadura derechista más larga del siglo XX.
Uno de sus primeros pasos fue abolir la separación Iglesia-estado, nombrando al catolicismo religión estatal, y poco después firmó un Concordato (1940) con el Vaticano que concedía a la Iglesia, de facto, un amplio control sobre la administración de las colonias. La educación estatal pasaba a estar bajo control religioso, y la Iglesia recibía asimismo financiación estatal, estaba exenta del pago de impuestos, el estado la regalaba terrenos para construir nuevas iglesias (construidas con financiación estatal)... en Timor, la Iglesia disponía incluso de plantaciones de café propias, y gracias a un acuerdo sobre las Misiones católicas en las colonias, carecía de problemas de transporte, ya que para la Iglesia y sus miembros el uso del transporte para ir a las colonias era gratuito, así como de financiación, ya que los miembros de la Iglesia en las colonias recibían sueldo fijo del estado.
Durante la dictadura fascista-clerical Timor se convirtió en una inmensa prisión donde la dictadura desterraba a aquellos que eran un peligro para la seguridad del estado. La Iglesia se convirtió en la encargada de intentar devolver a las ovejas descarriadas al redil, y para ello creó en 1940 la diócesis de Dili (debido al aumento de la población debido a las deportaciones), y en 1946 se estableció en la isla la orden de los Salesianos (a la que pertenece el Obispo nobel Belo), con el objetivo de reforzar los cuadros educativos que tenía en la isla la Iglesia para pode educar en el dogma cristiano a algunos de los desterrados (casi todos anarquistas) o, en caso de no lograrlo, a sus descendientes, en lo cual tuvieron bastante más éxito.
CON DIOS Y LOS FASCISTAS
Pocas figuras son tan importantes en la historia de Portugal en este siglo como el Cardenal Patriarca de Lisboa, Manuel Gonçalvez Cerejeira (1888-1977), jefe de la Iglesia durante la dictadura católico-fascista portuguesa creada por Salazar.
Tras la caída de la aborrecida monarquía portuguesa en 1910, Cerejeira, junto con el futuro dictador Salazar, jugó un papel fundamental en la reorganización de las fuerzas clericales del país, mediante la creación de tropas de choque de estudiantes derechistas contra la rebelde clase obrera, así como su apoyo a cualquier intento militar de dar un golpe de estado.
Con Salazar en el poder y Cerejeira nombrado jefe de la Iglesia portuguesa, esta se convirtió en el principal pilar de la dictadura, y disfrutó asimismo de una situación privilegiada, que llevó a Cerejeira a declarar que la Iglesia "ni desaprobaba ni condenaba" la Dictadura.
El papel de la Iglesia fue el de extirpar a cualquier precio las ideas revolucionarias que se habían extendido entre la población, algo que solo se logró tras 50 años de dictadura clerical, en la que se combinaban una obsesiva propaganda católica, similar a la de la España franquista, con la encarcelación, tortura y deportación a las colonias de toda persona disidente.
Bajo Cerejeira la simbiosis Iglesia-estado era tan total, que el propio Cardenal entregó a algunos cristianos de base a la policía del régimen. No obstante, ha de señalarse que en Portugal no existió ningún tipo de "resistencia cristiana" contra el fascismo: en 1970, menos de cuatro años antes de la caída de la dictadura, solo existían en el país 30 sacerdotes militantes contra la dictadura. Y aun estos se negaron a apoyar a las organizaciones clandestinas de izquierdas, debido a ser "demasiado anticlericales".
El dominio de la Iglesia sobre la administración colonial timorense era tan total, que el representante de Timor en el parlamento fascista portugués era el obispo de la recién creada diócesis de Dili. Y fue durante esta época que tuvo lugar la última gran rebelión contra la presencia portuguesa (7 en 1959, en la región de Viqueque), que fue brutalmente reprimida, como todas las anteriores. La Iglesia era fiel colaboradora de las fuerzas represivas, especialmente de la temida PIDE (policía secreta del régimen, calcada de la Gestapo), para la cual los sacerdotes actuaban como confidentes, denunciando a toda aquella persona que considerasen
"subversiva". Para ello aprovechaban la información que recibían mediante el sacramento de la confesión. El apoyo a las fuerzas represivas del régimen por parte de la cúpula de la Iglesia era tan descarada, que cuando el Papa Pablo VI visitó Portugal condecoró en Fátima a Pais, el jefe de la PIDE, responsable de la represión en el país y de crear escuadrones de la muerte contra los movimientos anticoloniales en las colonias africanas.
Víctimas africanas de la "defensa de occidente" de la dictadura fascista en su lucha con Napalm contra la población civil insurrecta.
El nobel Ramos-Horta, hijo de un desterrado por amotinarse contra la dictadura, y nieto de otro detenido por anarquista, describe en
"Funu" un Timor en manos de una Iglesia totalitaria que es aborrecida por la población. En las escuelas, en manos de la Iglesia, el uso de la violencia contra los alumnos era habitual frente a la menor infracción, o de forma arbitraria. En una isla donde solo un 5% de la población hablaba portugués (y aun estos estaban concentrados en la costa) la Iglesia prohibía a los niños/as hablar en los idiomas locales, y cualquiera que lo hiciera era brutalmente golpeado y castigado, con el resultado de que solo hablaban cuando no había curas cerca. Asimismo, las materias religiosas eran la mayor parte de lo que se aprendía, ya que solo los privilegiados podían pasar de la enseñanza primaria a la secundaria, y dado que, según un Obispo, a los timorenses no les hacía falta aprender más que a leer y contar, ya que su papel era trabajar en el campo, todos los días se empleaba parte del tiempo de estudio en rezar a la Virgen (bajo control de los curas) por la salud del Papa, del dictador y del Obispo local. La alimentación que recibían los niños/as en las escuelas era pésima, debido sin duda a que, como en España, la Iglesia aprovechaba su control de las escuelas para embolsarse parte del presupuesto educativo.
Ramos-Horta no hubo de aguantar a la Iglesia solo en Timor. Tras una borrachera en la que se declaró enemigo del colonialismo portugués en Timor, la PIDE le comunicó al día siguiente que debía abandonar la isla, y hubo de marcharse a Mozambique, donde trabajó como periodista en un periódico local, hasta que el director, un cura, le echó por tener un romance con su secretaria... y amante.
DICTADOR FASCISTA Y CATOLICO
António de Oliveira Salazar (1889-1970), hijo de una reaccionaria familia católica de clase media del norte del país y futuro dictador portugués, heredó de su padre un feroz nacionalismo, y su entrada con 11 años en un seminario le convirtió en un fanático religioso.
Durante la República Salazar fue una persona clave dentro de la Iglesia católica, debido a que era el secretario del CADC (Centro Académico de Democracia Cristá), una organización creada por los Jesuitas, en la cual su principal colaborador era el futuro Cardenal Cerejeira, y que ha sido descrita por el historiador Figueredo como "el centro más importante de los intelectuales católicos del país. Era el eslabón que unía a una generación de hombres que después ocuparon los principales puestos en el gobierno, la Iglesia y las universidades". Una de las actividades de este grupo era el reparto de armas en fechas de marcado carácter religioso, para salir en manada a imponer su ley en las calles de los feudos católicos del norte del país.
En mayo de 1926, el general Gomez da Costa dio un golpe de estado calcado al de Mussolini en Italia. El punto de partida de su "marcha sobre Lisboa", la ciudad de Braga, dejó claro desde el principio con que apoyos contaba, ya que esta es la ciudad más católica y reaccionaria de todo Portugal, siendo sede del Arzobispado, con siete (!) seminarios y una academia teológica, y las mayores procesiones del país.
Nombrado encargado de finanzas de la dictadura, poco después Salazar abolió la república e impuso una dictadura clerical, denominada "Estado Novo", a cuyo mando estuvo hasta su muerte, pese a varios intentos de atentado de los anarquistas portugueses.
De la independencia a la invasión (1974 - 1975)
"Pregunta: ¿Que pasaría si la Iglesia no pudiera encauzar las esperanzas del pueblo en la dirección correcta?"
Respuesta Obispo Belo: Yo no creo que la Iglesia no pueda hacerlo. Pero si así ocurriese, tendría amplias consecuencias. Por ello hemos de rezar para que eso no ocurra nunca"
Revista "Asia Focus", Bangkok, 24-9-1993
La caída de la dictadura fascista portuguesa en 1974 supuso, como la caída de la monarquía en 1910, el final de una serie de privilegios para la Iglesia, así como la nacionalización de parte de sus bienes, e igual destino sufrieron los principales conglomerados económicos del país, en manos de la Iglesia o de sus aliados. Ambas medidas fueron de las primeras que tomó el nuevo gobierno, junto con la decisión de conceder la independencia a las colonias y acabar con las eternas guerras coloniales (cuestión esta que motivó la caída de la dictadura fascista).
La Iglesia se veía así despojada de gran parte de su poder, y reaccionó furiosamente, negándose a reconocer como positivo el final del fascismo e imperialismo portugués (los de mayor duración de Europa). Rápidamente, se puso a trabajar para recuperar al menos una parte de los privilegios perdidos.Para ello organizó un golpe de estado que habría de llevar al poder al General Espinola, uno de los responsables de la sangrienta guerra del fascismo contra los movimientos anticoloniales en África. Para crear un clima propicio, la Iglesia movilizó a la población más católica del país, en el norte, convocando grandes manifestaciones católicas y, al mismo tiempo, en esa misma zona, bandas fascistas financiadas y organizadas por la Iglesia se dedicaron a atemorizar a la izquierda. El golpe, que se iba a justificar como un medio de acabar con el caos social que estaban provocando las actividades de la Iglesia, fracasó al ser denunciada la trama por el periodista alemán Günter Wallraff (en su libro "Aufdeckung einer Verschwörung. Die Spinola-Aktion"), y la Iglesia hubo de esperar 10 años, hasta que en 1986 la llegada al poder de un partido fuertemente clerical con amplia presencia del Opus Dei la devolviese una parte del control que tuvo bajo la dictadura.
En Timor la Iglesia se enfrentó también con dificultades. La mayoría de la población rechazaba a la Iglesia (salvo en la zona costera, única zona donde el imperialismo portugués logró afianzarse), y al caer la dictadura se formaron dos partidos que reunirían la mayor parte de los votos de la población, la UDT y el FRETILIN. La UDT era el partido colonialista por excelencia, cuyos votantes se concentraban en las áreas costeras principalmente; estaba formado por antiguos miembros de la administración colonial y simpatizantes de la dictadura, y recibía el apoyo de la Iglesia, que asimismo atacaba duramente al FRETILIN. Este, por su parte, era el partido de la inmensa mayoría de la población del interior de la isla, se declaraba enemigo del colonialismo portugués y propugnaba un socialismo de corte autogestionario.
Günter Wallraff, el periodista que destapó el intento de golpe de la Iglesia portuguesa en 1976, junto al cerebro del golpe, el Arzobispo de Braga Francisco Maria da Silva
Los objetivos del FRETILIN eran una plasmación de la forma de vida de la mayoría de la población, que nunca llegó a vivir totalmente bajo el control portugués. En el interior de la isla el capitalismo nunca llegó a afianzarse, y la propiedad privada era algo excepcional, salvo en zonas muy concretas (como las plantaciones de café de la Iglesia), La tierra era propiedad colectiva, y estaba a disposición de cualquiera que quisiera cultivarla para cubrir sus necesidades; y, en el momento en que dejase de cultivarla, volvía a ser de propiedad colectiva. Sólo los animales eran propiedad individual. La forma de vida era igualmente colectiva, y cuando había conflictos graves se reunía la población afectada por el conflicto para decidir de manera asamblearia como solucionarlo (véase a este respecto el estudio de Juan Pardo publicado por Iepala).
Tras unas elecciones que daban la mayoría al FRETILIN, la UDT dio un golpe de estado; aunque al principio se hizo con el control de las zonas costeras, un posterior contraataque del FRETILIN aplastó sus fuerzas, y los derrotados dirigentes de la UDT huyeron a la parte de Timor que pertenecía a Indonesia; una vez allí, firmaron un documento que "formalizaba" la integración de Timor dentro de Indonesia como "provincia Nr.27", y que fue esgrimido por Indonesia para justificar la "legalidad" de la invasión. Poco después, Indonesia invadía Timor, y durante los casi 25 años de ocupación los principales puestos dentro de la administración civil en Timor-este lo ocuparon antiguos cargos de la UDT- El propio secretario general de este partido sería durante 10 años gobernador de Timor durante la ocupación.
No le fue fácil a Indonesia ocupar Timor. Tras dominar fácilmente las zonas costeras, como antaño hiciera Portugal, el lograr el control sobre el escarpado interior de la isla, ideal para la guerra de guerrillas y que carecía de la más mínima infraestructura de transporte, se manifestó pronto como un infierno, tal y como pudieron comprobar 35 años antes los japoneses. Sólo con la complicidad total de los medios de comunicación (como ha denunciado repetidamente Noam Chomsky) fue posible camuflar al mundo una masacre de enormes proporciones, en las que el ejercito indonesio utilizó Napalm a mansalva para quemar aldeas enteras desde el aire, degolló a roda aquella persona sospechosa, y concentró la población de las montañas en campos de concentración en la costa, donde muchas personas murieron por enfermedades tropicales. En total, se calcula que en los 5 años que duró el enfrentamiento murieron casi 200.000 personas, e incluso fuentes indonesias cifran las víctimas de la masacre en 60-70.000, en una zona del tamaño de Galicia.
TERRORISMO DE ESTADO
El último intento clerical de recuperar su control del estado portugués acabó con la muerte de Francisco Sa Carneiro (1934-1980) en un accidente de aviación en diciembre de 1980 que en 1996 se comprobó fue un atentado.
Sa Carneiro, primer Jefe de Gobierno portugués elegido por mayoría absoluta tras la caída de la dictadura, y antiguo miembro del "parlamento" portugués bajo la dictadura, era el representante en Portugal de la estrategia conjunta entre el Vaticano y Alemania de acabar con el "protectorado" que EEUU ejercía sobre Europa durante la Guerra Fría (así definido por Zbigniew Brzenzinski). En el centro de dicha estrategia estaba un pacto con la antigua URSS, que garantizaría la independencia del imperialismo europeo respecto de las multinacionales del petróleo anglosajonas.
La reacción de EEUU frente a este intento se plasmó de diferentes formas: apoyo a partidos socialdemócratas, sacar a la luz los trapos sucios de estas empresas y bancos o, incluso, la manipulación de grupos de lucha armada para eliminar a sus opositores políticos.
Dos ejemplos destacados de esto último fueron la ejecución de Aldo Moro, presidente del gobierno italiano y defensor del pacto con la URSS, así como la ejecución por ETA de Carrero Blanco, presidente del gobierno franquista, para lo cual fue decisiva la colaboración de miembros de alto rango del aparato franquista, según explica el propio comando de ETA que lo llevó a cabo en su libro "Operación Ogro". Teniendo en cuenta lo arriesgado del desafío de Carrero a EEUU, no es de extrañar que el propio Franco considerase su muerte como un mal menor en comparación con otras posibilidades aun peores (sobre todo a la vista de lo que ocurrió en Portugal al año siguiente), y llegase a afirmar públicamente que "no hay mal que por bien no venga".
La Iglesia se posicionó durante todo el conflicto contra el FRETILIN, primero bajo la dirección del Obispo de Dili, Dom Ribeiro, partidario del UDT y que defendía la permanencia de Timor como parte de Portugal (Véase el libro publicado por TAPOL, "An Act of Genocide: Indonesia's Invasion of East Timor", p.78), y luego, a partir de 1977, bajo la dirección de su sustituto, Monseñor Martinho Costa Lopes, que se convirtió en Obispo y administrador de la Diócesis de Dili. Durante los 6 años que Costa Lopes estuvo al mando, no solo no se enfrentó a los militares indonesios, sino que buscó el diálogo con ellos, mientras que se manifestaba como un defensor acérrimo del colonialismo portugués y un nostálgico de la dictadura salazarista, bajo la cual representó a Timor en el Parlamento fascista en los años 50. En 1983, el Vaticano le "jubiló" en medio de un escándalo internacional en el que la prensa de diferentes países le denunciaba como el nostálgico fascista que era (veanse al respecto: Neue Züricher Zeitung, 21-3-1982; Süddeutsche Zeitung, 19/20-7-1986; Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt 2-11-21986; Indo Asia III. Quartal 1982, o Ramos Horta, "Funu", capítulo 20).
A partir de este momento, la diócesis de Dili queda vacante, y el eclesiástico de mayor rango en la isla pasará a ser el futuro premio Nobel, Obispo Belo. Un detalle de gran trascendencia es la reorganización de la Diócesis de Timor, que pasa a ser dependiente de manera directa del Vaticano, y su responsable el propio Papa. De esta forma, la Iglesia no integró a Timor dentro de la Conferencia Episcopal indonesia, en espera de una futura independencia de la isla. Para entender el fondo de estos cambios, es necesario hacer un alto y explicar, aunque sea brevemente, el trasfondo geopolítico que esconde la decisión del Vaticano.
Los intereses creados: el Timor Gap.
"Para aquellos de vosotros que valoráis una amplia perspectiva histórica, os de será interés saber que el interés de Australia en el Timor portugués se extiende al menos hasta 1902, con la formación en Sydney de Timor Concessions Limited, una compañía con un capital de 12.000 libras, para explorar los recién descubiertos pozos de petróleo en el territorio. A principios del año siguiente, un miembro importante del parlamento de New South Wales, el Dr. John Creed, propuso por primera vez la posibilidad de que Australia, de acuerdo con el Imperio Británico, podría adquirir Timor-este para asegurarse el control exclusivo sobre esta fuente potencial de un valioso producto estratégico"
La palabra prohibida de pronunciar por la prensa en el tema de Timor se llama petróleo o, más concretamente, Timor Gap, uno de los mayores pozos de petróleo del mundo, situado en un punto intermedio entre las aguas territoriales australianas y timorenses. Es significativo señalar que Indonesia sólo se decidió a invadir Timor tras serle propuesto el hacerlo por Australia y EEUU, que querían evitar perder el control de una isla cuya mayoría de la población era favorable al socialismo y que además tenía tan ricos recursos. EEUU acababa de firmar la rendición en Vietnam, y lo último que deseaba era que otros países siguiesen el ejemplo vietnamita.
Indonesia, en un principio, saludó al recién independizado Timor. Pero estaba sumida en una crisis económica, y la propuesta australiana y de EEUU implicaba una posible salida a la crisis. A cambio de meterse en el avispero timorés, a Indonesia le serían reconocidos derechos sobre el Timor Gap, en un momento en que la presión de la OPEO estaba a punto de provocar la quiebra de la compañía nacional de petróleo, la Pertamina (la quiebra tuvo lugar en 1976, junto con el aceptar los términos de la OPEP). A hay que añadir que las conversaciones entre Australia e Indonesia sobre el Timor Gap vienen de ANTES de la independencia de Timor-este, ya que ambos países iniciaron conversaciones para establecer el trazado definitivo de la frontera marítima entre ambos países para determinar que tajada del pastel le tocaba a cada uno. Portugal no formó parte de dichas conversaciones. paralelamente, una compañía de petróleo anglosajona, la Burmah Oil, comenzó a buscar petróleo en esa zona.
Ramos-Horta como representante de Timor ante el Consejo de Seguridad de la ONU (1975)
Tal como los acontecimientos posteriores han demostrado, el acuerdo consistió en que Indonesia NO se anexionaría Timor a perpetuidad, como pudo hacer con Papua occidental una década antes con el consentimiento americano. En este caso, la ONU se negó desde el principio a aceptar dicha anexión. La labor de Indonesia era la que esta declaró desde el principio: "continuar el proceso de civilizar a los timorenses que Portugal no pudo llevar a cabo". Es decir, someterles a los designios del imperialismo internacional que se negaban a aceptar. Una vez aplastada la resistencia, Indonesia se retiraría de alguna forma preconcebida, recibiendo una pringosa recompensa por su actuación.
LOS MILITARES Y LA IGLESIA
Un detalle que ha pasado especialmente desapercibido para los periodistas respecto a la invasión indonesia de Timor son las relaciones entre la Iglesia y los militares, lo cual es destacable, ya que el responsable de la invasión de Timor, sin ir más lejos, era un católico.
Tras ser nombrado el español Pablo Puente "Pronuncio" del Vaticano en Jakarta, según Ramos-Horta "entabló amistad con el militar indonesio católico General Benny Murdani, uno de los hombres más influyentes de Indonesia, y responsable de planificar la invasión de Timor-este y que poseía el poder absoluto sobre esa zona... Poder, dinero y placer son los tres intereses que unían a ambos". Murdani fue además responsable directo de las atrocidades indonesias en Timor debido a su cargo de jefe del servicio secreto indonesio, y no existía el menor problema con su religión problema, más bien al contrario.
También existen lazos económicos. Un ejemplo es Batara Indra, conglomerado industrial que está dirigido por el ya nombrado Benny Murdany, responsable de planificar la invasión, y Dading Kalbuadi, responsable directo de la represión en los primero años, los más sangrientos (ver Tapol, op.cit., p.79). esta empresa no solo es responsable de la explotación y tala de los bosques de sándalo de la isla, sino que además "exporta estatuas católicas a Italia, hechas con mármol o madera de sándalo provenientes de Timor-este" (Internet: Corporate Watch, http://www.igc.org/trac/corner/worldnews/other/378.html)
Este no es ni mucho menos el único contacto estrecho entre la Iglesia y los militares: el propio Nobel Obispo Belo ha declarado que "Puedo decir honestamente que no odio a los militares (indonesios). Asimismo, soy de la opinión de que la presencia de una tropa de seguridad (de Indonesia) es verdaderamente necesaria" (Obispo Belo, revista "Asia Focus", Bangkok, 22-4-1994)
En todo este juego Portugal llevó desde el principio las de perder: carente de un mínimo peso específico o de una presencia cálida en la isla, y dividido tras la
"revolución de los claveles" que derribó a al dictadura, era incapaz de efectuar la más mínima presión internacional, contra lo que estaban, además, los países de la OPEP que le suministran petróleo... La Iglesia, en cambio, era harina de otro costal; sus intereses en Timor eran (y son) dos: Primero, con vistas a largo plazo, conseguir tener un territorio católico que pueda servir de punta de lanza para su expansión en el futuro en Asia, algo por lo que ha luchado durante siglos. Y Segundo, de cara a ampliar su poder económico, conseguir la mayor tajada posible en el Timor Gap a través de Portugal, dado el control que ejercen soto voce amplios sectores del capitalismo portugués y, al mismo tiempo, a través de Indonesia, dada la enorme presencia de católicos en las finanzas de este país. Es decir, jugar a dos bandas, para sacar el máximo beneficio, algo solamente posible gracias a que es la única institución internacional verdaderamente implantada en todo el mundo y guiada por una autoridad central, así como dotada de la experiencia necesaria, medios y presencia en el núcleo del capital mundial como para llevar a buen puerto semejante empresa.
La Iglesia e Indonesia
"En Indonesia, y especialmente en Jakarta, centro del poder, los católicos disponen de un enorme poder y grandes riquezas, muchísimo más de lo que uno podría suponer en función de su reducido número"
José Ramos-Horta, en "Funu. The Unfinished Saga of East Timor", capítulo 19.
La invasión indonesia no representó en ningún momento un peligro para los intereses de la Iglesia en Timor-este, más bien al contrario, dado que sus antiguos peones de la UDT pasaron a tener una presencia predominante en la administración de la isla. La Iglesia ha sido, en realidad, una vieja colaboradora de la dictadura indonesia, fundada por antiguos colaboradores de los imperialistas holandeses y japoneses. Y, pese a representar los cristianos sólo un 2% de la población del país musulmán más poblado del mundo (y la mayoría están concentrados en regiones muy concretas), la Iglesia siempre ha tenido gran influencia en el país. Esto se debe a diversos factores, uno de los cuales sin duda es la militancia de Indonesia en contra del ateísmo. El fenomenal baño de sangre de 1965, saludado por el New York Times como "un rayo de sol" y que costó la vida a un millón de personas, estaba dirigido contra el PKI, el mayor partido comunista del mundo capitalista, y fue definido por la dictadura como una "cruzada contra el ateísmo", en un país en el cual por ley hay que pertenecer a una de las cinco grandes religiones reconocidas por el estado (islam, judaísmo, cristianismo, budismo e hinduismo).
Otro de los factores es la vieja alianza entre Indonesia y Alemania que es, según el Financial Times, el principal inversor del país. Buena muestra de las estrechas relaciones entre Alemania y el gobierno indonesio es que este ha tenido como consejeros económicos personajes clave del imperialismo alemán; uno de ellos es Hermann Abs, jefe del Deutche Bank durante el periodo nazi y responsable de la planificación del intento nazi de dominar el mundo; otro es Hjalmar Schacht, ministro de finanzas bajo HItler y considerado el responsable de preparar la economía alemana para la Segunda Guerra Mundial. Ambos mantuvieron hasta su muerte estrechas relaciones con el Vaticano: Schacht, como responsable en la sombra de la gestión del tesoro escondido por los nazis al acabar la Segunda Guerra Mundial, trabajaba en conjunto con el Vaticano, uno de los custodios de dicho tesoro. Abs, por su parte, no sólo representó al Vaticano en la Organización Internacional de la Energía Atómica, sino que además fue propuesto para ser uno de los cinco miembros del consejo del Banco Vaticano tras el escándalo del Banco Ambrosiano, y no lo fue finalmente debido a las protestas que hubo, y que amenazaron con crear un escándalo. Las relaciones del Vaticano y su red de poder con el imperialismo alemán son tan viejas como los intentos germanos de dominar el mundo.
PREMIO NOBEL AL INTEGRISMO
El nombramiento del Obispo Belo como Premio Nobel de la Paz es un reconocimiento del comité responsable del premio a sus ponzoñosas actividades de colaboracionismo, del peor oportunismo posible (aprovechar la tragedia de los timorenses para sacar el mayor beneficio para la Iglesia) y, asimismo, es una clara prueba de apoyo a sus actividades xenófobas, que le han valido ser calificado por la Unión Indonesia de Intelectuales Musulmanes como "el mayor enemigo del Islám después de Salman Rushdie" (Der Spiegel, Nr.43, 1996).
Para quien piense que exageramos, aquí van algunas de sus declaraciones, publicadas en la revista Asia Focus de Bangkok el 22-4-1994: "Muchos funcionarios no católicos y trabajadores de empresas privadas que vienen de fuera de Timor-este no solo trabajan en sus oficios para el gobierno o empresas, sino que además difunden sus religiones (hay que señalar aquí que el Islám está empezando a extenderse entre la población). Esperamos que dejen de hacerlo y que reconozcan que la mayoría de la población aquí es católica... Por todas partes se construyen Mezquitas e Iglesias protestantes, sin tener en cuenta que en esas localidades la mayoría es católica".
Estas declaraciones no son algo nuevo. En el primer documento que emitió tras hacerse cargo de Timor-este se afirmaba: "La igualación del catolicismo con otras religiones es un intento de destruir las creencias el pueblo" ("En Timor-leste a paz é possivel". Lisboa, sin fecha). De hecho, este luchador por la independencia se Timor ha llegado a afirmar que reconocerá la integración en Indonesia. El precio: "La tradición católica debe ser reconocida y garantizada, no solo sobre el papel o en discursos bonitos e impresionantes, sino en la práctica" (Asia Focus,22-4-1994).
En Indonesia, los cristianos (especialmente los católicos) tienen una presencia especialmente fuerte dentro de tres partes de aparato del estado: las finanzas, el ejército y la educación. Una consecuencia de lo primero es el odio que parte de la población tiene hacia la minoría china, en gran parte católica, que se ha enriquecido gracias a sus hermanos dentro del aparato del estado, situación que de vez en cuando degenera en quemas de sus negocios e iglesias y algunas muertes por parte de los enfurecidos indonesios. La prensa lo suele llamar "conflictos étnicos". El hecho de que la prosperidad de los cristianos en Indonesia sea enorme, o que debido al trato de favor de que disfrutan los cristianos hayan regalado al dictador Suharto en su cumpleaños lingotes de oro "en prueba de agradecimiento" poco antes del final de la dictadura, son hechos que no se nombran cuando la prensa habla del temor cristiano a la democracia. Solo de pasada se hace comentarios, sin profundizar, sobre "la minoría de católicos y protestantes, mimada por los colonialistas" (es decir, el trato de favor viene de antes de la dictadura). o que quienes protestan contra los cristianos son "chicos sin educación que libran una batalla... contra jóvenes cristianos, educados y de clase media y media baja", lo que señala que pertenecer a la élite equivale a ser cristiano ("La hora del miedo para los cristianos en Indonesia", El País, 29-11-1998). En el mismo artículo, destacable por su victimización de los cristianos y la paralela demonización de sus enemigos, se hace una breve referencia, no obstante, a que el consejero económico del presidente Habibi, sustituto "democrático" del dictador es "el católico Frans Seda".
El aparato educativo está especialmente plagado de cristianos, conscientes de su importancia para sembrar la religión en las mentes infantiles, y una presencia similar hay en el ejército. Esto no fue ningún problema a la hora de invadir Timor, todo lo contrario: en palabras del periodista Bededict Anderson, "El régimen tenía en todo momento motivos más que suficientes para confiar en la Iglesia católica. Oficiales y civiles católicos estaban fuertemente representados en el aparato de seguridad del país, y la pequeña minoría católica se mantuvo siempre callada frente al régimen debido a la protección que les ofrecía". Esto llevó a Suharto a "potenciar las misiones católicas de la Iglesia en Timor-este", para intentar "alcanzar sus objetivos mediante un fomento del catolicismo".
La Iglesia, la más beneficiada por la invasión
"¡El dinero es el estiércol del diablo,pero abona tan bien!"
San Juan Bosco, fundador de los Salesianos (orden del Obispo Belo)
Un pequeño detalle salta a la vista al analizar la situación de la Iglesia durante los años más duros de la invasión indonesia: la falta absoluta de participación de la Iglesia en la resistencia armada contra el invasor, algo que contrasta con la decidida militancia de la población. Una vez ocupada la isla y aniquilada casi por completo la resistencia, vuelve a llamar la atención la falta de relaciones directas entre la Iglesia y su viejo contrincante, el FRETILIN, que era el motor de la resistencia. El único contacto entre ambos a que se suele hacer referencia (superficialmente) es el salesiano italiano Eligio Lovatelli, cuya actividad se ceñía exclusivamente a intentar convencer a los pocos guerrilleros que lograron sobrevivir a la masacre para que se entregasen (muchos de los que le hicieron caso acabaron ejecutados o encarcelados), así como de preocuparse de dar una educación cristiana a sus hijos/as. Pero, ¿qué hacía mientras tanto la Iglesia en la isla?
Bajo el Obispo Cista Lopes, gran nostálgico del fascismo portugués, este estableció el diálogo con los militares, mientras los antiguos miembros de la UDT colaboraban con Indonesia. Esta época, en que el futuro estatus de Timor no estaba claro mientras no se aplastase definitivamente a la resistencia, acabó en 1983, año en que la ONU empezó a cuestionar la ocupación, y paralelamente en círculos políticos de Australia (el principal apoyo de Indonesia) se empezaba a cuestionar la necesidad de que Indonesia ocupase la isla, ya pacificada en gran medida. Es en este contexto cuando llegó a Timor el Obispo Belo.
HUMANITARISMO AUSTRALIANO
El no-va-más del tinglado intervencionista occidental en Timor ha sido el mostrar a Australia como "los salvadores" del pueblo timorense, cuando este país ha sido precisamente quien propuso a Indonesia la invasión de Timor, posteriormente fue el único que reconoció la anexión, entrenó a los soldados que iban a combatir en la isla, vendió armas al ejército indonesio y, sobre todo, se repartió las riquezas del Timor Gap con la dictadura indonesia, pacto firmado en 1989.
Australia ha pedido la independencia de Timor tras la entrevista de un alto cargo de la empresa petrolífera australiana BHP con Xamara Gusmao, del FRETILIN, en su celda en Jakarta (agosto 1997). Para evitar intentos timorenses de "ir por libre" en asuntos petroleros, el presidente del banco central de Australia ha declarado (amenazado) que la renegociación del tratado del Timor Gap duraría "más de diez años", en los cuales Timor no recibiría ni un duro.
Asimismo, resulta especialmente vomitivo leer en El Pais (17-9-1999) que Peter Cosgrove, quien manda la fuerza de la ONU que invadió Timor, no sólo es jefe del ejército australiano, sino también "un héroe de Vietnam, donde combatió con el ejército americano (las fuerzas australianas eran el segundo contingente militar allí presente, después de EEUU)... en 1969 (en plena Guerra de Vietnam) ganó la más alta condecoración militar de su país". ¿Nadie ha pensado qué responsabilidades pudo tener Australia en las masacres cometidas en Vietnam?
Gracias a la ocupación de Timor, Australia ha avanzado un paso más en sus prácticas neocolonialistas, tras su intervención en la Guerra de Boungaville, o su control absoluto sobre su antigua colonia, Papua-Nueva Guinea (Le Monde Diplomatique, 28-12-1995)
Su llegada a la isla fue saludada por Indonesia, ya que eran conocidas sus simpatías pro-indonesias, lo que hizo que fuera calificado de ser el "Obispo de la Integración" (de Timor en Indonesia). Los propios miembros de la Iglesia local, nostálgicos del fascismo portugués en su mayoría, le rechazaron debido a estas simpatías, y a su ceremonia de nombramiento solo acudieron el pronuncio vaticano en Jakarta y dos sacerdotes. En medio de la polémica, durante la cual varios sacerdotes locales enviaron una carta de protesta al Papa, la Conferencia Episcopal de Indonesia (de la cual las diócesis de Timor-este no formaban parte) le envió una carta de apoyo, exhortándole a dedicarse a defender la religión católica en Timor. Y este era, precisamente, el trabajo para el que Belo había sido preparado durante dos años en el Vaticano: aprovechar todas las posibilidades que le ofrecía la dictadura mientras esta ocupase Timor, para acumular el máximo de influencias y poder sobre la población antes de su retirada.
Visto hoy en día, el trabajo de Belo fue óptimo, y su éxito total: si en 1975 la Iglesia tenía en Timor 30 parroquias y 71 sacerdotes, así como 100 iglesias, y ejercía el control sobre las 75 escuelas estatales, poco antes de retirarse Indonesia de la isla estas cifras crecieron de una forma increíble tras sólo 20 años, ya que el número de Iglesias se multiplicó por 10 (hoy son más de 750), y el número de escuelas por 8 (hoy son más de 740). Ha de subrayarse aquí que Suharto ha privilegiado sus relaciones con la Iglesia de Timor, y como muestra de amistad, esta ha recibido, como en la época de la dictadura, un amplio control del sistema educativo. Además, gracias a la política de la dictadura de concentrar a la población para poder controlarla mejor, la Iglesia logró por fin, tras casi 500 años, poder imponer la religión católica entre toda la población, así como poder inculcar sus pestilentes ideas de manera obligatoria a la infancia timorense, debido a que la religión es asignatura obligatoria dentro de Indonesia, y en Timor se concedió el monopolio de esta a la Iglesia. Así es como se ha producido el milagro de que la mayoría de la población sea hoy católica, según las estadísticas indonesias (que no reconocen como tal a las religiones locales, y prohiben el ateísmo) y de la Iglesia, conocida por su neutralidad a la hora de emitir semejantes estadísticas. Una ayuda extra en esta tarea de evangelización forzosa fue la llegada al poder en Portugal de Cavaco Silva en 1986, con un partido (PSD) plagado de miembros del Opus Dei; a partir de este momento, la Iglesia de Timor recibirá también su ayuda.
La muestra más descarada del apoyo total de Indonesia a la cristianización de Timor es sin duda la catedral de Dili, con capacidad para albergar a varios miles de personas, que es la más grande de Asia, y fue financiada en un 80% por el ejército indonesio (y el resto por la dictadura), y a cuya inauguración en 1989 acudió el propio Papa. La visita papal fue muy discutida en Timor, ya que el Papa no solo no besó el suelo del aeropuerto como hace cuando llega a un país, aceptando así simbólicamente la invasión, sino que, además, dio una misa con un altar con los símbolos de poder indonesio, ante los que se arrodilló, y no hizo el más mínimo comentario sobre la represión policial sobre los manifestantes que gritaban consignas de apoyo al FRETILIN (sin duda, debido a que estos no son de los suyos).
Otro ejemplo del apoyo indonesio, mayor aún si cabe, es la gigantesca estatua de Jesucristo que el dictador indonesio mandó construir en la bahía de Timor (descrita por Ramos-Horta como una muestra de mal gusto), y que con sus 27 metros de altura es de las más grandes del mundo. A la inauguración acudieron el dictador y el obispo Belo, dándose amistosamente la mano. El notorio afán de Belo por lograr todas las inversiones posibles de Indonesia era conocido por la prensa local e internacional (especialmente la asiática), que se hicieron eco en 1994 de cómo Belo y sus sacerdotes se habían declarado dispuestos a no cuestionar más la integración de Timor en Indonesia a cambio de una donación del ejército indonesio de 100 millones de rupias para construir un seminario (Asia Focus, Bamgkok, 22-4-1994). El mismo Belo ha admitido el malestar de los funcionarios indonesios, que acusan a la Iglesia de apoyar sólo aquellas inversiones de infraestructura que benefician directamente a la Iglesia (Asia Focus, idem). No es de extrañar que en su libro Funu Ramos-Horta niegue que la Iglesia sufra bajo la ocupación indonesia, ya que ha disfrutado incluso del poder entrar y salir libremente de la isla, mientras la población no podía moverse de allí.
Transformando el odio al invasor en odio al infiel
"La Iglesia sirve actualmente como una especie de instancia de control social y lo seguirá haciendo en el futuro, si las instituciones políticas no trabajan efectivamente. La Iglesia solo podrá ser efectiva como tal instancia de control social cuando sea capaz de cambiar su imagen. La vieja imagen, que vé a la Iglesia solo en su función ritual, debe modificarse por la de una Iglesia que sirve... La Iglesia de Timor-este se dedica ahora a desarrollar esa imagen. Si tiene éxito en ello o no, lo evaluaremos en el futuro."
Obispo Belo, revista Asia Focus, Bangkok, 24-9-1993.
A pesar de las enormes inyecciones indonesias de dinero, el número de sacerdotes no creció mucho en la isla, y la Iglesia hubo de suplir esta falta de vocaciones a base de misioneros provenientes de Europa y de Indonesia. Un lapsus que demuestra esta falta de arraigo social de la Iglesia, así como de que mantiene su mentalidad de antaño, es que a pesar de las grandes inversiones en infraestructuras que han podido realizar gracias a la financiación del gobierno y ejército indonesios, la Biblia aún no ha sido traducida a ninguno de los idiomas locales, usándose todavía Biblias en portugués.
Para lograr obtener un apoyo social del que carecía, la Iglesia de Timor y el propio Belo se dedicaron a sembrar de manera sistemática ideas racistas entre la población, para lo cual no carecían de medios, ya que disponían incluso de su propia emisora de radio. Fundamentalmente, el mensaje era que "los extranjeros islámicos vienen a la isla, tienen los mejores trabajos y marginan a los cristianos timorenses", y el objetivo era el reducir la simpatía latente entre la población hacia el casi inexistente FRETILIN y sus ideas socialistas. Con este objetivo a finales de los años 80 y, sobre todo, a inicios de los 90, se desarrolló en Timor una auténtica "caza del hereje", dirigida por seminaristas y estudiantes de colegios religiosos, consistente en quema de casas, apaleamientos e incluso asesinatos, todo ello con la complacencia de Indonesia, más preocupada por el FRETILIN. Buen ejemplo de esto son su pasividad contra los asesinatos cometidos contraataque "herejes que comulgaron sin ser cristianos", o la condena a uno de estos desgraciados, Herman Kanu, que en 1995 se libro por poco de ser linchado cuando alguien se dio cuenta de que no sabía santiguarse (!) y acabó condenado por un tribunal indonesio a cuatro años de prisión por sacrílego. Su condena fue aplaudida por el Obispo católico indonesio Antón Pain Ratu de Atambua, que declaró que el veredicto "educará al irresponsable sacrílego".
EL MISIONERO
La lucha por conquistar las últimas tierras vírgenes a donde no ha llegado aún el cristianismo se ha desarrollado con especial brutalidad en las últimas décadas en dos zonas del mundo especialmente: la selva amazónica y la isla de Papua. Esta última está dividida en dos partes, y la zona oriental, antigua colonia holandesa, fue ocupada y anexionada por Indonesia tras un referendum claramente manipulado aceptado por la ONU. A partir de ese momento se inició una guerra brutal para "civilizar" a la población, y tras oponer los papúes resistencia en una zona que aún no está cartografiada, el ejército indonesio echó mano de misioneros cristianos para que les abrieran el camino, subvencionándoles generosamente a cambio. El objetivo es poder explotar las ricas minas de cobre que existen en la isla, consideradas las más ricas del mundo.
El salvajismo de los "civilizados" contra los "salvajes" pasó inadvertido para la prensa hasta 1995, tras la aparición del llamado "Informe Münninghof", que lo denuncia (Le Monde Diplomatique, edición española, 26-10-1996). El informe se llama así por el nombre del Obispo católico de origen holandés (Papua, como Indonesia, fueron colonias holandesas) responsable de la diócesis católica de Jayapura, capital de Irian Jaya, y que se ha ganado sí el título de "defensor de los indígenas".
Pero, como en el caso de Nelo, aquí hay más de propaganda y estrategia que realidad, ya que este mismo Obispo fue denunciado en 1990 por uno de los pilotos de sus misiones. Según el piloto, Münninghof colaboró activamente con los militares indonesios en la represión llevada a cabo contra los indígenas, permitiendo el uso de las avionetas de las misiones para el transporte de armas (GEO, edición alemana, 12-12-1990).
Paralelamente, la creación en 1988 por iniciativa de la Iglesia de una federación de partidos pro-independencia, entre los que está la UDT, acabó con el dominio absoluto que hasta entonces tuvo el FRETILIN. esta última iniciativa fue paralela al pacto entre Australia e Indonesia por el que se repartieron el Timor Gap, que fue respondido por Belo con una carta de denuncia al Secretario General de la ONU, mientras Portugal intentaba invalidar dicho acuerdo en los tribunales de justicia internacionales (lo que no logró). En Timor, la escalada de terror católico siguió en ascenso, y su climax se dio entre 1994 y 1995, cuando católicos fanatizados se dedicaron a quemar y saquear las viviendas y propiedades de los musulmanes, quemar mezquitas y matar a varias personas. Es en medio de estos sucesos cuando surgieron los llamados "ninjas", enmascarados denunciados por la Iglesia, y que sin duda son una reacción al terror católico.
Con el nombramiento como gobernador de Soares, antiguo alto cargo de la UDT, la Iglesia recibió aún más ayudas económicas, desviadas así de las partidas destinadas a necesidades colectivas. Soares se convirtió en el mejor aliado de Belo, destacándose por prohibir la construcción de nuevas mezquitas y derribar las construidas "ilegalmente", así como por financiar la construcción de nuevas iglesias. Una decisión suya que provocó un gran escándalo fue el imponer que la construcción de nuevas mezquitas pasara a estar subordinada a la aprobación del sacerdote local católico, lo cual se dulcificó (se cambió la expresión "sacerdote" por "jefe religioso local") pero en realidad siguió igual.
En 1996 Belo recibirá el Premio Nobel de la paz, el mismo día en que celebraba el 50 aniversario de la creación de la misión salesiana en la isla (con el objetivo de convertir a los desterrados anarquistas), y el día antes de inaugurar con el dictador indonesio la enorme estatua de Cristo en Dili. ¿Quién ha dicho que el crimen no paga?
Epílogo: un nuevo bastión católico en Asia
Una vez pasada la propaganda periodística de la intervención "humanitaria" australiana en Timor, es especialmente destacable que aquellas ciudades que fueron quemadas por los enfurecidos católicos en 1995 sean precisamente las mismas que ardieron en 1999 (y que fueron utilizadas como pretexto por Australia para invadir Timor); y esto, a pesar de que estos musulmanes ni eran ni mucho menos enemigos del dominio indonesio, sino todo lo contrario. Asimismo, es de destacar también que nadie ha especificado que buena parte de la población evacuada por Indonesia poco antes de la invasión eran musulmanes. Y, finalmente, es aleccionador el hecho de saber, además, que buena parte de los informes de supuestas matanzas cometidas tras el referendum que aprobó el independizarse de Indonesia eran falsos o estaban tremendamente exagerados, como ha publicado Diario 16. En su conjunto, todo tiene un curioso parecido a lo ocurrido en Kosovo, donde se fomentó desde el exterior el caos y el terror, y luego se utilizó como excusa para intervenir (según el diario Portugués Público del 3-0-1999, Belo tenía contactos con la CIA y recibió informes de ésta). La única diferencia, en este caso, es que no había ninguna gana de atacar Indonesia, que además estaba harta de Timor, calificado por el Ministro de Exteriores indonesio de "piedra en el zapato".
Musulmanes indonesios intentando desesperadamente acceder a algún barco para poder huir del fanatismo genocida de los cristianos de las islas Molucas.
Paralelamente al final de la ocupación indonesia de Timor, la prensa nos ha informado superficialmente y de forma tendenciosa sobre los enfrentamientos que están llevando a cabo los cristianos de las islas Molucas, mayoritarios, contra la minoría indonesia y musulmana, que está aterrorizada (según Liberation del 8-9-1999, la población cristiana de estas islas era utilizada durante la época colonial como tropa de choque para aplastar cualquier rebelión que surgiese en Indonesia). A lo largo de este año han muerto ya varios miles de personas (sobre todo en Ambón, la capital del archipiélago), y los musulmanes intentan escapar como pueden de unos cristianos rabiosos que los apalean hasta matarlos, queman sus mezquitas e incluso sus casas con ellos dentro. Esta otra limpieza étnica cristiana (los incidentes sólo ocurren en zonas de aplastante mayoría cristiana) no será objeto de interés para la prensa internacional, ni mucho menos motivo para formar una tropa internacional para defender los derechos de la minoría musulmana.